viernes, 17 de junio de 2016

La Ciudad Sofocante

Nombres, destinos, oficios, todo convive imperceptible entre las individualidades suprimidas por la inmensidad abrumadora de la ciudad. Los horizontes se extienden incalculables hasta el terreno salvaje, indomable, desconocido. La oscuridad es tan densa que se adueña de todo. Avanza rápidamente por cada campo, pasando por los puentes, tomando las fábricas, las calles, el subte, los barrios, los cafés y las pizzerías, el baño de la estación de servicio y ésta misma habitación.
Nada escapa al agobio, salvo los pisos más altos de esos rascacielos que, paradójicamente, aumentan la sensación de opresión, de inutilidad, de intrascendencia que domina el espíritu que alguna vez se creyó protagonista de ésta historia.
La verdad es una sola, y es que el hombre es carcelero del hombre, y que no basta imaginarse libre para serlo.


Son dos verdades.

lunes, 6 de junio de 2016

Omnis Amans Militat

Escribo ésto para evidenciar nuestros sentimientos (todos ellos) y documentar una batalla emocionante y muy prometedora que aspira a convertirse en algo épico.



El campo de batalla es el más limpio que he visto en mi vida. Casi no existen baches, parece que se preocupan por el mantenimiento a diario para que los Gladiadores puedan desplazarse sin inconvenientes y sea una pelea justa. De ellos ¿qué decir? Sus armaduras son relucientes (sobre todo la de ella... ¡mamita!), sus escudos lucen miles de rasguños en señal de una buena defensa, y sus espadas son tan afiladas que sus destellos lastiman los ojos de la multitud. La gente aclama, y hasta siente envidia de no poder participar de batalla tan emocionante. Algunos arrojan objetos a la Arena, sólo para que los Gladiadores puedan lucirse haciéndolos a un lado con certeros movimientos de sus espadas. A la hora del combate sus movimientos se transforman en pasos de baile, ofreciéndo un espectáculo delicioso capáz de estimular todos los sentidos. Desde el calambre en sus pies hasta el hormigueo en sus vértebras, desde el sudor de sus frentes hasta la saliva en su boca, y cómo ignorar el dulce sabor de la sangre y el aroma a victoria que se respira cada vez que sus armas se entrecruzan. Todo eso se intensifica a medida que transcurre la batalla. Sólo hay un factor que les puede jugar en contra a los guerreros: el cansancio. Afortunadamente todavía no hay vestigios de él, ni siquiera se tiene en cuenta. Los Gladiadores están dispuestos a dar lo mejor de sí.Todo indica que ésta batalla es a muerte.

TE AMO.

sábado, 4 de junio de 2016

Frustración

Una vez más acá estoy yo luchando con mis sensaciones, mis emociones, mis pensamientos.
Otra vez más me asomo al escabroso acantilado que se desata al borde de mi mente. Observo hacia abajo, en el fondo, y puedo divisar un torbellino de ideas y sentimientos que se arremolinan caóticamente. Las palabras pasan tan apresuradas que sólo logro distinguir esbozos de éstas.
"Lib...", "Rea...",Esqu..."
 No logro comprender ninguna de ellas, sin embargo con un poco de esfuerzo aveces logro detenerme en uno de éstos conceptos que viajan tan rápidamente. Pero no sirve de nada retener una palabra cuando todas las demás que le otorgan sentido, que dotan al concepto de significado, se escurren entre los dedos como si de agua o arena se tratase. Entonces capto una palabra: "YO". Entonces bien, escribamos sobre yo.
Sobre mi...
Releo los esbozos de las palabras que alcancé a vislumbrar antes y no puedo evitar terminarlas en mi mente:
"Libertad","Realidad","Esquizofrenia"
Tal vez eso sea lo que mi inconsciente se empeña en plasmar, y que está estrechamente relacionado con mi Yo. Aunque hace poco me di cuenta de que debo dejar de justificar y fundamentar todo utilizando el Psicoanálisis. Así que voy a evitarme preguntas como si soy libre, o qué es la realidad, o si sufro de algún desorden mental. A la mierda con eso.
Soy un jóven que apagó su genio a fuerza de drogas y alcohol.
Ese soy Yo.
Alguien que ve su potencial reventarse como si de un globo se tratara. Al igual que se revientan mis sueños, mis ideales, mis tesoros... a medida que voy haciéndome viejo. Es normal que me sienta frustrado.
Resuenan en mi mente, a lo lejos, los versos de un poema de Neruda que mi madre solía leerme de chico. No tengo la menor idea porqué, pero me agarró desprevenido.


"Puedo escribir los versos más tristes esta noche."



Qué carajos?
En el fondo soy un sensiblero cabrón.