sábado, 9 de enero de 2021

Quizás...

 Quizás haya pasado demasiado tiempo desde que no publico nada, pero te aseguro querido lector que razones las tengo de sobra.

Quizás deba sentarme a reflexionar en el pasado, y en todo lo que he vivido y en las batallas que he superado. Pero no voy a mentir, ya cada vez menos dispongo a mi mente tan penosa tarea. Considero que es una suerte para tí, querido lector, que no te quieres aburrir leyendo las penurias de un simple trabajador, de alguien que no tiene para contar más que historias difíciles y poco inspiradoras.

Quizás deba comenzar por lo que veo ni bien despego mis ojos, como para ilustrar el presente con una dosis de realidad. Estoy encerrado, como muchos, en mi propia casa. Yo, mi mujer y mi pequeño hijito estamos sospechados de covid-19. Es por esa razón que no trabajo en la actualidad y tengo el tiempo necesario para dedicarte éstas líneas.

Quizás deba disculparme por no haberte detallado con anticipación lo que fué uno de los momentos más increíbles y alentadores que me ha regalado la vida: el nacimiento de mi hijo. Es un ser maravilloso, y muy parecido a mí. Se ha convertido en la luz del faro que guía mi embarcación. Luz que surge de un amor intenso que venimos alimentando hace 8 años con mi mujer. Con éstas letras solo pretendo hacerte saber que estoy muy agradecido.

Aunque quizás deba detallarte algunas de las penurias que nos han atravesado, sólo para ponerte en contexto. Pero eso me aburre, y con toda seguridad te aburrirá a ti, créeme lo que te digo. Por eso me conformo con decirte que estoy bien. La experiencia me ha forjado un carácter más paciente, aunque mi temperamento siempre estará ahí, a punto de ebullición.

Ahora dejo que el tiempo simplemente sea, con la firme esperanza de que el tifón pasará, y al levantar la cabeza sólo me interesa encontrar la sonrisa de mi hijo, Pietro, quien tiene 1 año al momento de ésta publicación.