miércoles, 9 de junio de 2021

Me voy a sacar la mochila. Hoy. Ya.

 Quizás para quien no me conoce éstas líneas le pueden ser de utilidad. Mi nombre es Emanuel, tengo 29 años y soy papá de un maravilloso niño. Él es mi orgullo más grande. Por otro lado, siempre me consideré a mí mismo una buena persona. Bastante impulsivo, es cierto, pero generalmente actuando con la confianza de estar haciendo lo correcto. Trato de ser empático y atento con la gente que quiero, pero también tengo un gran instinto de autopreservación. Cuando las exigencias y las expectativas de los demás comienzan a pesar sobre los hombros de manera desmedida siempre termino por priorizar mi salud mental. Tengo muy claro que si no me ocupo de mi propia calma y bienestar muy difícilmente pueda hacer felíz a quienes me rodean. También tengo claro que no tengo que convencer a nadie ni explicarme con nadie que no quiera escuchar o comprenderme. Sencillamente porque no le debo nada a nadie. Siempre trato de dar todo lo que puedo, pero una pequeña parte de mí la guardo celosamente. Esa partecita es la que me hace ser quien soy y no estoy dispuesto a renunciar de ella.

Acepto que tengo una naturaleza inquieta y desafiante. Me da curiosidad ver qué sucedería si actuara de tal forma. Eso me hace impredecible y es una característica demasiado mía. No puedo estar haciendo lo mismo por demasiado tiempo. Tengo algo que me empuja a romper con la monotonía, lo acepto. Pero sinceramente lo hago sin malas intenciones. Aveces lamento herir sentimientos que me son depositados, y que quiero y que respeto, pero tienen que entender que necesito que se respete mi espacio y mi individualidad. La libertad es una condición muy importante para mí. Así como el compromiso, la lealtad y el amor.