viernes, 17 de noviembre de 2023

La bondadosa tempestad

 Conozco el profundo dolor de la injusticia y la dicha más noble y pura. Por eso disfruto tanto de la lluvia, que parece compadecerse de mis infortunios ofreciéndole al mundo el alimento que nos permita seguir floreciendo.

domingo, 5 de noviembre de 2023

Pensar libertad

 Recuerdo cuando cree este blog. Lo llamé Pensar Libertad. Mi mente adolescente ávida de conocimiento se encontraba sumida en una veta contradictoria entre lo que yo pensaba que deberían ser las cosas y en lo que en realidad eran. El sistema, ese monstruo perverso edificado con la única misión de corromper la voluntad y el libre albedrío presentaba en aquella época sus primeros influjos domesticatorios.

Y hoy estoy aquí, un ser completamente derrotado, abatido por la abominable pesadumbre que coloca la maquinaria sobre los hombros de la clase trabajadora. Hoy soy esclavo de mi mismo. De hábitos autodestructivos que son consecuencia directa de las estrategias de aplacamiento del ser.


Mi mente ya no quiere pensar. Sólo sobrevivir. Mi persona no quiere relacionarse, sólo desaparecer. Un mundo injusto, lleno de mentiras, manipulación, control... No resistí. Estuve meses, incluso años autoaislado. No hallaba consuelo ni identificación con nada ni nadie. Y la vez que sí lo hacía me terminaba desilusionando. Intenté por todos los medios no dejarme caer en el pozo, pero aunque me haya inscripto en la carrera que pensaba que me iba a dar los conocimientos necesarios para evitar el derruimiento, sólo me fuí dando cuenta de que todo está infectado, incluso las posibles soluciones. Todo es una ilusión para que vivamos acorde a lo dictado por el sistema. La terapia cognitivo-conductual no es más que sólo una herramienta de condicionamiento. Pone al ser humano en el mismo nivel que un ratón de laboratorio. Y le es servicial al poder. Mi diagnóstico: antisocial, por supuesto.


6 meses en boxes, con el corazón y el pié rotos. Y la única perspectiva de mejorar es salir a correr en una rueda de ratón. Uy que divertido. Relaciones, trabajos, ejercicios, fiestas, drogas, distracciones. Es que no hay nada más. Qué desilusión. 


Pensar Libertad... Ni pensar se puede ya, y libertad no hay.