martes, 15 de marzo de 2011

Enajenación Inminente




El niño cumple 11 años y mira su torta de cumpleaños, solo el pensamiento de querer salir de allí lo invade. Mira alrededor y nota que paran de cantar, apresuradamente sopla las velitas olvidando pedir un deseo. -¿Pediste un deseo?- El niño hace un gesto dándole poca importancia al asunto. Las velas se vuelven a prender. Se toma un segundo para pensar... lo primero que le viene a la mente es una chica. Cierra los ojos y apaga las velas nuevamente con la chica en su mente. Listo... Su amigo le toca el hombro... -Apúrate! los chicos están en la esquina.- Un vuelco al corazón. Seguramente allí se encuentra la chica que tanto le gusta. Ambos niños terminan de comer y se van, dejando a la familia distraída tomando su alcohol y viendo su televisión. La madre alcanza a preguntar -¿Adónde vas?- Pero no hay respuesta. La puerta se cierra y los niños corren hacia la esquina.

Los muchachitos se acercan a un grupo de personas. Son otros niños, un poco mayores que juegan a ser más mayores mientras fuman sus cigarrillos. Hace tiempo que dejaron de enseñar valores en sus caricaturas. La bondad, el respeto y el honor sólo son características de idiotas. En ese barrio, en esa sociedad, lo que está de moda son las modas, la mentira, la malicia, la supuesta astucia y el maldito dinero. El niño riendo y hablando a las apuradas olvida su vocabulario y lo fuerza para intentar pertenecer a ese grupo de niños que crecieron viendo cómo una patrulla policial se llevaba a sus hermanos, como sus madres maldecían y cómo sus padres se drogaban.
-Hey! Feliz cumpleaños.- La chica le da un beso en la mejilla al muchacho. El cumpleañero sonríe. Pronto llega un cigarrillo a sus manos. Levanta la vista y mira a todos fumando. La chica que tanto le gusta le pasa un encendedor. Hace rato que el niño se dió cuenta que no era un cigarrillo normal, era un porro.

A continuación describiré algo que nunca pasará:

El niño toma el porro y lo parte en dos, seguidamente se lo tira en la cara a la muchacha. -No necesito esta porquería para darme cuenta que son un grupo de deprimentes seres influenciados por la propaganda, por la idea, cada vez más arraigada en esta sociedad, de que ser ignorante es cool.- El niño da media vuelta y se dirige hacia su casa enfurecido, da un portazo y les grita a los mayores. -¡Apaguen esa televisión, estoy harto de ver
esos idiotas encerrados en una casa mientras
compiten en un juego arreglado donde el que gana es el personaje más codicioso, manipulador y enfermo! ¡Estoy harto de ver dibujos animados realizados con la sola idea de venderme sus productos en el kiosko del colegio, con propaganda subliminal que trata a mi mente como si sólo fuera un potencial cliente y que no me enseña nada más que competir contra mis pares!-
Los adultos ríen sosteniendo sus vasos de cerveza y sus cigarrillos. El niño señala hacia afuera.-Vayan a fumar sus putos tubos cancerígenos a la vereda. ¿No se dan cuenta que contaminan mi aire?.- La familia se levanta y sale en fila hacia la vereda. Cierran la puerta. El niño respira profundo y nota el silencio. Se dirige hacia la última habitación. *Toc toc toc* Abren la puerta. Su hermano mayor lo mira y le dice -Lo sé, no digas nada. Por favor, pasa.- Ambos hermanos se sientan en el suelo. El mayor revuelve entre sus cosas y le alcanza al niño un cuaderno y una lapicera, a continuación saca los suyos propios.
No hacen falta palabras. Los hermanos comienzan a escribir en sus respectivos cuadernos.
-Espera! No te salvarás de ésta- le dice su hermanito menor. -Tu no eres ningún ejemplo para mí. Todo el día jugando a ese juego, donde disparar, robar y maldecir son los únicos objetivos. ¿Crees que eso me da alguna esperanza? Luego de ver los apocalípsis que presagian las noticias a diario, no me queda nada. Sólo evadirme en alguna estúpida distracción mientras mi espíritu desganado, alimentado por el desorden que veo cada mañana al levantarme, ignora mis deberes escolares y me impulsa a alienarme. Como si fuera tan difícil alienarse.. la sociedad me ofrece enajenación en cada rincón donde mire. Te juro, si no me hubieses enseñado tu costumbre de escribir.. no servirías para nada.


Volviendo a la esquina:

El niño de sólo 11 años, presionado por la presencia de sus amigos y para no quedar como un cobarde delante de su enamorada, enciende el porro. No sabe fumar, pero eso se arreglará.

3 comentarios:

  1. Wow, increíble historia que refleja tanto... es muy reflexivo todo esto.

    Me alegra que hayas cambiado el diseño, se ve totalmente diferente y me agrada, y espero que siga siendo fuente de inspiración como en un inicio, quizá ya crecimos pero no quiere decir que olvidemos fácil a blogger.
    Espero leerte más seguido por aquí y nos estamos viendo.

    saludos!!

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  2. Ema esta bueno tu posteo! es genial la historia reflexiba y sobre todo muestra un poco la realidad en la que vivimos, hoy toda la gilada cree que por fumarse un porro, son bob marley, pero como es moda, la gilada la sigue.-
    Pero debes en cuando viene bien una caja de vino! JAJAJA

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